Hacia la construcción de una agenda urbana alternativa

Adrián Cárdenas Roa
adrian@lacreactiva.org
La Creactiva
Centro de Estudios Territorio y Ciudad

En 2017, con el Centro de Estudios Territorio y Ciudad, cerrábamos un intento por sistematizar las agendas, propuestas y discursos urbanos de organizaciones sociales populares, barriales, viviendistas y urbanas articuladas en torno al acuerdo de paz con las FARC y el fin del conflicto armado en Colombia, las cuales buscaban la elaboración de una agenda que diera soporte a la consigna de la Reforma Urbana Integral. En este ejercicio, la principal inquietud de muchas de las organizaciones con las que conversábamos era que pudiéramos hacer claridad frente a la diferencia entre reforma urbana y derecho a la ciudad, y el porqué del uso de uno u otro concepto.

Dado el arraigo rural, agrario o étnico de gran parte de las organizaciones sociales colombianas (aún las urbanas), se valora negativamente el espacio urbano, llevando a que el término derecho a la ciudad sea usualmente remplazado por el de derecho al territorio.

Es importante aclarar que en los ejercicios de debate con el movimiento social alternativo siempre ha sido problemático el uso del término derecho a la ciudad, ya que (es nuestra interpretación), dado el arraigo rural, agrario o étnico de gran parte de las organizaciones sociales colombianas (aún las urbanas), se valora negativamente el espacio urbano. Por esto, muchas veces el término derecho a la ciudad termina siendo remplazado por el de derecho al territorio, lo que bien o mal resulta en una pérdida de valor de las disputas por lo urbano en las agendas políticas nacionales, centralizando el debate en la idea de territorio, entendido fundamentalmente desde el campo agrario, y retornando al concepto más ampliamente aceptado de reforma urbana. Esto explica el uso del término reforma urbana en la construcción de esta agenda urbana alternativa, construida en su momento con diversas organizaciones de ciudades grandes, medianas y pequeñas a nivel nacional.

En la actualidad, el escenario global frente a la pandemia del covid-19 ha llevado a un nuevo auge de decálogos, discursos, modelos y expertos urbanos. Desde las lecturas de quienes ven en esta coyuntura un punto de quiebre para transformar de manera positiva nuestras ciudades, hasta quienes consideran que este contexto nos acercará a un mundo de ciudades más distópicas, y todas sus gamas intermedias. Esto pone de nuevo en un primer lugar el debate frente al hábitat y las ciudades y abre la posibilidad de retomar los avances realizados desde los ejercicios de resistencia social y urbana.

Libro “El derecho a la ciudad”, de Henri Lefebvre, publicado en 1967.

A continuación se presenta el capítulo introductorio de esta búsqueda colectiva por una nueva agenda urbana con una parte importante del movimiento social alternativo en Colombia.


100 propuestas para una Reforma Urbana Integral

Las ciudades son centros de creación, acumulación y centralización del poder económico, político y social, lo que las hace un territorio de trabajo necesario para alcanzar cambios profundos en el modelo de producción disputado por los movimientos sociales alternativos. En este sentido, las organizaciones sociales tienen entre sus principales retos la construcción y fortalecimiento de procesos de organización urbanos alrededor de agendas comunes, entre otras formas, mediante el impulso de la movilización social y el desarrollo de propuestas que propongan cambios reales en la forma de vida de los habitantes urbanos, quienes viven su cotidianidad en permanente tensión con políticas y flujos económicos que profundizan las condiciones de segregación, exclusión y ausencia generalizada de justicia social.

Con el fin de facilitar la elaboración de esta agenda urbana alternativa, se expondrán de manera introductoria algunas reflexiones que permitan una primera aproximación a dos conceptos reivindicados de manera recurrente por los movimientos sociales urbanos: la reforma urbana integral y el derecho a la ciudad. Queremos así ofrecer algunos insumos que sirvan para la proyección de una nueva idea de ciudad desde las prácticas, visiones y quehacer propio de las organizaciones barriales y urbanas de base.

Reforma urbana y derecho a la ciudad

El origen y la búsqueda de una reforma urbana en Colombia puede enmarcarse en las luchas históricas de origen agrario que, a lo largo de gran parte del siglo XX, buscaron la transformación y democratización de la estructura de la tenencia de la tierra en el país. Esta disputa por el suelo se replicó en amplios sectores sociales urbanos y se posicionó gracias al desarrollo de los movimientos cívico-barriales y viviendistas de la década de los setentas y ochentas. El auge de la organización comunal, la toma de tierras, la autoproducción de vivienda popular y la posterior disputa por la legalización de barrios para acceder a los servicios públicos esenciales, fueron fundamentales en el proceso de descentralización que se inició en el país desde la década de 1980 y que sería promulgado por la Constitución de 1991, la cual cerraría un ciclo de turbulencia social mediante la institucionalización parcial de las luchas y reivindicaciones urbanas de los movimientos sociales alternativos de la segunda mitad del siglo XX.

Las luchas históricas de origen agrario que, a lo largo de gran parte del siglo XX, buscaron la transformación y democratización de la estructura de la tenencia de la tierra en el país se replicarían en amplios sectores sociales urbanos.

La realización contradictoria de este proceso de institucionalización abrió para el sector urbano un nuevo escenario de difícil manejo, aún hoy en día. A la vez que se avanzaba en el reconocimiento de derechos urbanos y territoriales, se consolidaba el proceso de urbanización global y se estructuraba la contraofensiva de los intereses capitalistas por la conquista definitiva de la ciudad, permitiendo a las élites colombianas profundizar en su estrategia histórica de vaciamiento de territorios y expulsión urbana. Esta mezcla de institucionalización de luchas urbanas, consolidación del proceso global de urbanización y contraofensiva capitalista, situaría en una posición “defensiva” al movimiento social urbano que había mantenido hasta la década del 80 una iniciativa de carácter más ofensivo.

Proceso histórico del fenómeno urbano. Esquema conceptual del libro “La revolución urbana”, de Henri Lefebvre, publicado en 1970.

En este contexto podemos situar el concepto de reforma urbana, arraigado en los procesos sociales de la segunda mitad del siglo XX, vinculados principalmente a la disputa por el acceso y la tenencia de la tierra. De esta forma, la idea de una reforma urbana se puede entender como la convergencia de gran parte de las luchas más sentidas de las organizaciones urbanas, estructuradas, entre muchas otras reivindicaciones, en torno a:

  1. La democratización del suelo urbano.
  2. La garantía del derecho a la vivienda y el acceso a servicios e infraestructuras básicas.
  3. La legalización de asentamientos urbanos informales producto de ocupaciones, invasiones o parcelaciones ilegales.
  4. El reconocimiento del espacio público como bien común y la protección de las áreas urbanas de interés ambiental, cultural y patrimonial.
  5. La autonomía municipal y la aplicación del principio de la planeación para alcanzar un crecimiento y desarrollo urbano ordenado.

El concepto de derecho a la ciudad, aunque complejo y de difícil asimilación en los sectores con mayor arraigo rural, agrario y/o étnico, abarca otra serie de aspectos necesarios para consolidar una visión urbana contrahegemónica.

Pero a pesar de lo anterior, esta idea de una reforma urbana, con gran arraigo histórico en los imaginarios y discursos de los movimientos populares urbanos, no logra cubrir otro conjunto de aspectos necesarios para redefinir de fondo las relaciones sociales, económicas, culturales y ambientales en la ciudad. En este sentido, el concepto de derecho a la ciudad, aunque complejo y de difícil asimilación en los sectores con mayor arraigo rural, agrario y/o étnico, abarca otra serie de aspectos necesarios para consolidar una visión urbana contrahegemónica.

El derecho a la ciudad se puede definir desde el reconocimiento y apropiación de la ciudad como campo estratégico de las transformaciones globales y revolucionarias en curso, permitiendo rescatar su sentido inicial: la búsqueda de la conquista popular de la ciudad existente y su reconfiguración en otra ciudad, donde se pueda despojar a las clases dominantes de la apropiación particular que han hecho de los valores urbanos generados colectiva e históricamente.

Es así como la reivindicación del derecho a la ciudad no solo debe enriquecer la agenda propia de las luchas de resistencia contra los proyectos urbanos que operan a través del despojo, la expulsión y la privatización, sino que se puede constituir como principio de trabajo para afrontar el proceso de revolución urbana actualmente en curso (revolución entendida en un sentido amplio de transformaciones de las relaciones socio-espaciales modernas), permitiendo:

  1. Otorgar un valor potencialmente revolucionario a las prácticas urbanas no organizadas que realizan las mayorías diversas de la ciudad, bajo lógicas democratizadoras y no capitalistas, y que muchas veces son vistas como prácticas menores por los procesos sociales organizados.
  2. El acceso libre por parte del conjunto de la población a la información, redes y flujos económicos, sociales y culturales producidos colectivamente en la ciudad y que actualmente están siendo capturados para su propio beneficio por parte de la élites económicas y políticas.
  3. Disputar la libertad plena en el uso del tiempo (en el sentido de la capacidad transformar radicalmente la vida cotidiana), así como en la producción social del espacio, valores que están siendo permanentemente despojados a trabajadores, clases y/o sectores populares.
  4. La producción de diferencias sociales, culturales y económicas, en oposición a la homogenización acelerada del espacio y la vida social capitalista.
  5. La articulación y ampliación del espectro de disputas sociales en la búsqueda de una sociedad más libre, que superen la frontera discursiva por el acceso al suelo, la vivienda, el espacio público y los servicios básicos en las que han quedado una parte importante de los movimientos urbanos.

En relación a los anteriores elementos, se presentarán una serie de aportes colectivos dirigidos a dilucidar y materializar una propuesta de Reforma Urbana integral y avanzar en la construcción del derecho a la ciudad en Colombia. Estos aportes se estructuran en 8 capítulos que han sido definidos colectivamente con múltiples organizaciones sociales urbanas de base, con presencia en diversas regiones de nuestro país.

  1. Nuevo modelo económico urbano.
  2. Defensa de lo público y rescate de lo comunitario.
  3. Democracia y participación política.
  4. Derechos sociales, ambientales y culturales.
  5. Inclusión y diversidad.
  6. Ordenamiento del territorio para una nueva ciudad.
  7. Relación campo-ciudad.
  8. Construcción de paz en las ciudades.